domingo, febrero 19, 2006

Legado

La voz profunda y grave ya no se escucha en el viejo salón, lentamente pasea sólo un silbido recorriendo las escaleras. En cada habitación se respira su ausencia, el peso de saber que se ha ido ha calado hondo en cada uno de los habitantes de aquel lugar.

El crujir de la madera todavía recuerda sus pasos, el profundo olor a tabaco navega por las hendijas de cada mueble, el recuerdo de haber temido una reprimenda luego de una travesura y en su lugar haber recibido un consejo. Inclusive el pequeño cuarto de póker parece extremadamente grande esta vez.

La casa parece más grande de lo normal, a pesar de ser sólo uno quien ya no está. Recorrer los mismos lugares, visitar aquellos sitios donde ya no se escuchará su risa, ni siquiera sus bromas o reprimendas.

Aun cuando es grande la pérdida la esperanza no desaparece, pues realmente nada se ha perdido. Aquella esencia que todos anhelan y aún necesitan no se ha esfumado, simplemente se ha fragmentado. Cada lección dada, cada muestra de afecto marcó la vida de quien pudo compartir aunque sea un momento el camino de este viajero, cuyo camino cambió de rumbo.

Ahora él existe a través de sus lecciones, sus reflejos, sus historias, todo aquello que siempre fue parte de él sin serlo. Cada fragmento depositado en sus descendientes es la promesa de que su legado no desaparecerá, sino que más bien perdurará y se mantendrá a lo largo del tiempo y el espacio.


En memoria del Dr. Carlos Alberto Espinosa Miranda (+) 12-02-2006

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