martes, julio 01, 2014

Brillo Estelar

Siempre es mejor cuando estamos juntas, decía una risueña estrella de mar, mientras sonreía al sol, como si lo estuviera saludando y esperaba a que la siguiente ola la bañara nuevamente.  Un ruidito se comenzaba a hacer más fuerte, mientras el agua se iba acerando a la playa, era la risa de otra estrella de mar que se encontraba al lado, bañada por el sol y por el mar.  Es verdad respondió, siempre es mejor cuando estamos juntas.

A simple vista podría parecer una escena común en cualquier playa, en cualquier parte del mundo, claro, en un mundo donde las estrellas de mar pudieran hablar... Pero estas no eran unas estrellas de mar cualquiera, ni su mundo el mismo mundo en el que vivimos tú y yo.  Eran risueñas, coquetas y traviesas.  Es que estas estrellitas eran hermanas y se parecían tanto, pero tanto que los curiosos vecinos que tenían las solían confundir.

¡Hola Valeina! Decía una lenta gaviota al cruzar frente a una de ellas... A lo que ella respondió con un apresurado: hola, hola... ¿Me puedes ayudar? Casi de un golpe la gaviota trató de parar, pero no era precisamente la más ágil de su parvada, por lo que terminó perdiendo el balance y cayendo en la arena con las patas para arriba, se incorporó de inmediato y tratando de ocultar la vergüenza, se sacudió la arena, alzó la cabeza, sacó pecho y dijo: ¿En qué te puedo ayudar estrellita?

¿Hola Plumitas, has visto a mi hermana? ¡Nunca nos separamos, y hoy... ¡Hoy no he podido encontrarla! ¡Mi estrellita se ha perdido!  La gaviota tan sólo movía la cabeza de izquierda a derecha mientras abría un poco más los ojos, no la he visto respondió, pero puedo volar y dar vueltas por la playa para buscarla por ti!

La joven gaviota era torpe, lenta y apenas si veía lo que estaba a centímetros de su pico, pero tenía un gran corazón, por ello le gustaba ayudar y más cuando tenía que ver con las estrellitas hermanas que siempre le sonreían.

Nani, nuestra estrellita perdida, durante las noches veía el cielo y entre las nubes encontraba las  estrellas más brillantes y pensaba, yo quiero brillar como ellas.  Y es que nuestras estrellitas, a pesar de ser parecidas, se diferenciaban porque mientras una se pasaba dibujando en la arena, utilizaba las hojitas de los árboles para pintar de verde, los frutos que caían de los árboles para pintar de rojo y amarillo y el polvo de los caracoles para darle brillo a todo, la otra aprendía cómo ayudarle a los delfines que se lastimaban en las redes de los pescadores, sanar las heridas de las viejas tortugas y con hojas de los árboles vendar las alas rotas de algunas aves, en especial a Plumitas por su torpeza.

Volviendo a nuestra búsqueda, Valeina y su amiga Plumitas recorrían la playa buscando a Nani, comenzando ya a perder la esperanza dieron vueltas y más vueltas sin cesar, hasta que Plumitas decidió volar un poco más alto, ponerse sus anteojos hechos con ramitas y parte de un coco y tratar de ver desde arriba.  Y en lo alto de un árbol la encontró, enrojecida por el sol, pero llena de brillantes colores.

Se acercó lo más rápido que pudo y la bajó agarrándola con sus patas, Valeina estaba asustada y corrió a verla: ¿Nani, qué pasó?  A lo que ella sólo respondió: ¿Me viste? Lo pude hacer, brillé como las estrellas del cielo. ¡Brillé para ti!  No sabía si reír o llorar, seguía asustada, pero feliz de que esté bien y sin saber como reaccionar ante su locura.  Tan sólo se acercó hasta que Nani cayó dormida y la cubrió con hojas húmedas para refrescarla.

Nani despertó al día siguiente, y lo primero que vio fue a Valeina recogiendo polvo de caracoles de todos los colores, y cada tanto se lo ponía en alguna parte de su cuerpo con mucha delicadeza.  ¿Qué haces preguntó?  -- ¡Nunca más volveremos a estar separadas!  Voy a brillar contigo y nos vamos a ir juntas a donde sea.  La otra estrellita sólo sonrió y la siguió observando con atención.

Muchas aventuras pasaron entre esas dos estrellitas de mar, conocieron muchos amigos, recorrieron el mundo mostrando su brillo y haciendo sonreír a más de uno... Alguna de esas historias algún día conoceremos, si son pacientes y están dispuestos a escucharlas ¿Dónde están ahora?  Eso amigos, es algo que deberán averigüarlo, pero si alguna vez las quieren ver, tan sólo miren al cielo en la noche, en una playa o en la montaña y pronto verán a un par de estrellitas muy brillantes y con el destello de muchos colores, si el verlas los hace sonreír, pueden estar seguros que las hermanitas con brillo estelar.

viernes, enero 06, 2012

Reacción química

El ventilador era lo único que me mantenía cuerdo ante tanto calor, estaba prácticamente pegado a la cama, a pesar de que una pequeña voz gritaba en mi cabeza diciendo: muévete!

Salí de la cama, me bañé, desayuné lo que pude y arranqué pa' la calle.  Nada fuera de lo cotidiano, casi tan aburrido como el día anterior y el anterior al anterior, y el anterior del anterior, y así sucesivamente.  La verdad es que la vida se había convertido en una rutina por demás aburrida.

Llegué al laboratorio donde trabajaba desde hacía ya algunos meses, papá soñaba con verme en una de esas grandes cadenas farmacéuticas, pero preferí más la vida bohemia, viajar, conocer, bailar y fumar un porro una vez por mes... Al final cuando quise conseguir un trabajo, fue lo más cercano que encontré... Y simplemente, me hice a la idea.

El lugar no era malo, el trabajo sencillo, buena paga y hasta tenía el chance de salir temprano si no había mucho que analizar.

Pero aquél día hubo algo nuevo, una nueva compañera de trabajo y para colmo de males, la pusieron a mi cargo para que la entrenara, algo que detestaba.  Prefiriendo siempre la paz de mis días, tener a cargo a quien seguramente habría sido alguna recién graduada que cree que se puede comer al mundo y que este es apenas un trabajo de paso, vaya idiotez...

En fin, tampoco pude decir que no, luego del primer insulto que salió de la boca de mi jefe, claro está.  Tomé mis implementos y fui a mi área, a ver con qué me toparía.  En el camino pensaba en mil formas de hacer que se arrepintiera de tomar el trabajo, luego pensaba en que debía fumar un tabaco o inclusive me puse a pensar en el viaje a la playa de la siguiente semana.

Cuando al fin estuve en mi puesto todo lo que tenía en mi cabeza se transformó en una sola idea: "qué mujer!"  A pesar de llevar un jean se podía ver con facilidad la forma de su cuerpo y de remate una cara que no sólo era hermosa, sino que a la vez gritaba "sé lo que quiero y no eres tú".

Luego de dejar que mis hormonas volvieran a su lugar y pudiera poner cara de hombre serio, me presenté y comencé a dar la explicación, dónde se guardan los implementos, a qué hora entramos, a qué hora salimos, a quién consultar para conseguir ciertos implementos, como llevar el inventario de los reactivos, en fin, lo regular.  O al menos eso es lo que espero que ella haya escuchado, porque en mi cabeza luego de cada cosa que le decía pensaba: será que tiene novio, estaré bien peinado, me lavé los dientes?, se ríe de mi o del uniforme?

Así pasó el día entre ir y venir de explicaciones, de la forma más sorpresiva, justo antes de salir me dijo, te animas a ir por un par de cervezas al salir del trabajo?  Casi la grafiqué en el registro civil casándose conmigo, es guapa, es inteligente y de paso me invita a tomar cerveza.

Fuimos a mi bar preferido, aquél que queda cerca de casa y ponen jazz toda la noche, nunca está vacío, pero tampoco revienta, así que se convierte en un buen punto de encuentro, nuevamente me hizo caer al piso, entramos y apenas escuchó la música dijo: eso es John Coltrane, no?  Me sentía cada vez más ilusionado, y apenas si sabía su nombre y que ese día había comenzado a trabajar conmigo.

Nos sentamos en una pequeña mesa, hablamos y hablamos por horas, reíamos, discutíamos sobre música, las cervezas iban y venían, al final, terminamos en mi departamento enrollados en las sábanas.  Tres meses después se había mudado a mi casa y nuestra mayor actividad era pasar en la cama, bastante atareados.

Todo parecía que iba a ser de lo mejor, ella no creía en el matrimonio, así que simplemente vivíamos juntos y éramos lo que parecía una pareja feliz.  Tres años después estaba hablando con uno de mis viejos amigos, contándole que no entendía como una relación perfecta de repente se acabó y nos pasábamos peleando, gritando y casi sin poder permanecer en el mismo lugar.

Al final recordé de forma borrosa mis clases de química y algo brincó a mi cabeza con respecto a la química entre nosotros... Las reacciones se disocian, reversan o alteran! No son una garantía!

lunes, abril 04, 2011

Réplica silenciosa...

Tip, tip, tap.. Tip, tip, tap... El golpeteo constante recordaba el sonido de un ciempiés con zapatos de tacón, si es que un ciempiés se decidía a usar zapatos algún día...

Una diminuta figura se movía constantemente, dejando un hilo blanco y ondulado como rastro por donde pasaba, en su mano izquierda un tic tac sonaba cadenciosamente mientras la acompañaba, en su derecha un pucho, restos aún incandescentes que se negaba a soltar, un ligero aroma quedaba detrás... Una mezcla de almizcle, alcohol, nicotina y una pizca de café envuelto entre un dulce olor...

Pasa el tiempo y el movimiento se vuelve más pausado, menos errático, cada vez más lento, hasta llegar a simplemente a buscar un espacio para sentarse, un rayo de luz se escapa por la ventana y le ilumina el rostro, una mezcla entre miel y chocolate con un marco de color rojizo que no lograba ocultar el destello de unos pequeños ojos almendrados.  Se percata de que está siendo observada, un leve mordisco en el labio y mira hacia otro lugar.

Un poco más cerca se podía ver una libreta llena de apuntes que por momentos parecía críptica, otras se veía como si estuviera llena de dibujos y pequeñas frases, por momentos se lo mostraba a quienes deambulaban por el lugar, otros ratos lo pegaba a su pecho y no dejaba que nadie lo viera, pero siempre estaba junto a ella.

La sombra de un árbol asemeja una fotografía a través de la mampara de madera más cercana, mira a través de ella y vuelve a anotar algo, esta vez con un color de tinta diferente, algo más brillante, de un color mucho más intenso.

La luz se va ocultando de a poco en el lugar, cada vez menos pasos y la temperatura va cambiando, ella da una última mirada como si buscara algo, arranca un pedazo de papel de su libreta, escribe un par de palabras rápidamente, deja el fragmento donde estaba, recoge todo y se marcha.

El papel cae y queda al descubierto su contenido, una simple frase: "Ya no".

jueves, agosto 26, 2010

From me to you...

Dear Prudence, imagine our dear Lucy in the sky with diamonds.
Maybe she had a Hard day´s night or a devil in her heart
and needs a little help from my friends, a little rhyme,
a shot of rhythm and blues, a taste of honey,
a travel across the universe.

Act naturally please... Isn’t she sweet.
All I´ve got to do is give her all my loving,
and don´t ask me why!

Because... you can´t buy my love...
Baby, you can drive my car, but don´t pass me by,
I just beg you... Don´t let me down.

Whenever you think of me, you'll remember:
here comes the sun, and you'll feel fire in your heart..

I got a woman and when I saw her standing there,
I want to hold her hand, so...

Good day sunshine, from me to you, bye
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Por: Erika Aspiazu
Inspirado por: The Beatles

lunes, junio 28, 2010

La moneda más bonita

- ¿Qué estás haciendo?

Vero estaba hurgando en su monedero. Sacaba monedas, las observaba, las limpiaba y dejaba a un lado.

- Oye, ¿no me escuchaste?
- No, esta no me gusta -susurraba para sí Vero- mmm... esta está vieja. No, no, esta tampoco.

Vero abrió el cajón, sacó una cajita de madera y una pequeña llave, giró la cerradura a la izquierda y abrió la alcancía. Corrió a la cama y regó todas las monedas sobre la sábana turquesa.

- Ven, ayúdame a separar las monedas.
- ¿Para qué? No entiendo lo que estás haciendo.
- Necesito ver todas las monedas de 10 centavos que tengo.

Empezó a sacar las moneditas de 1 centavo, habían bastantes. Algunas de 25 y un par de euros que le había regalado su hermano.

- No, ninguna me sirve.

Volvió a meter todas las monedas en la alcancía, la cerró con llave, agarró su bolso y salió del cuarto.

- ¿A dónde vas?
- A la tienda - gritó Vero- necesito encontrar la moneda más bonita de 10 centavos.

sábado, junio 12, 2010

La verdad...

Cerrar los ojos y no ver más que la intensidad de nuestros sueños, colores, olores que arrancan deseos de nuestras mentes...  Recuerdos que se filtran por cada hendidura, cubriendo nuestra piel centímetro a centímetro...

Respiro y siento su olor, mis manos tocan la última colilla y en lo único que puedo pensar es en su piel cálida, pero a la vez sé que lentamente me mata, me consume, con cada respiro, con cada movimiento ahogado.

Los sonidos aún retumban en mi cabeza, placenteros aunque desesperados, casi suplicando un segundo de atención.

El golpeteo de las gotas contra el borde del lavamanos me hace recordar que no estoy en casa, diablos, ni siquiera es una habitación.

Cómo me dejé llevar si apenas hace unos días repetía en mi cabeza que no me acercaría a nadie más...

¿Pero cómo poder evitarlo? Si tan sólo sentir su aroma, los movimientos cadenciosos al bailar y esa rudeza al tocarme hizo olvidar cualquier promesa...

Ahora estoy aquí, siendo atacado por imágenes, olores, recuerdos, fragmentos de algo que no sé si es verdad o es simplemente un truco de mi imaginación, sin ganas de pensar, sólo desconectarme del mundo y saber que mi verdad es mi realidad...

jueves, diciembre 24, 2009

La leyenda de la princesa mona

Cuenta la historia que tiempo atrás nació una princesa, oculta en un rincón del planeta cubierto de espesa selva, con flores de muchos colores, ríos de un azul interminable y mares que parecían sonrerír con cada ola.

Su padre un mono muy especial, llamaba la atención de toda la selva pues no sólo era sabio, tenía también unos profundos ojos azules, poco común para un mono de obscuro cabello, por ello lo buscaban siempre en busca de consejo, era el rey aquella selva.  Reconocido y querido por todos los macacos de la región.

El día que se enteró que iba a ser padre, se trepó a lo más alto del árbol más grande de la selva; aulló, corrió y saltó de felicidad hasta no poder más, los animales de la selva no entendían que pasaba, unos reían y creían loco finalmente se había vuelto.

Llegado el día del nacimiento la selva parecía un arcoiris, animales de todos los colores estaban allí, los tapires todos en fila esperando a que saliera el rey con su retoño entre brazos, un receloso jaguar miraba todo a lo lejos en una rama, las serpientes cuchicheaban sin parar y las garzas bailaban y daban vueltas sin cesar.

Finalmente apareció el rey con su princesa en brazos, una pequeña monita de ojos saltones, con una cabeza tan pequeña y redonda que parecía que tuviera un diminuto casco de soldado protegiéndola.  Mamá y papá estaban tan monos como se podía esperar de una familia de monos, al fin tenían a su princesa en el hogar.

Poco tiempo pasó antes de que la pequeña princesa mona comenzara a brincar sin cesar, yendo de rama en rama, volviendo locos a todos los animales de la selva, mientras corría se aprendía los nombres de cada árbol y animal a su paso, volviendo siempre al final al regazo del rey poniendo una inocente cara, como queriendo decir, yo no fui.

Siguió su carrera contra el tiempo entre frondosos árboles, y digo contra el tiempo pues siempre le parecía que el día no era suficiente para todo lo que quería hacer, pasó adornando la cabeza de los incautos tapires, escondiéndole las bufandas a los búhos en el invierno y dándole más de un susto a los lentos perezosos.  Inquieta y risueña, era querida por todos a pesar de sus travesuras, además de ser siempre atenta cuando la necesitaban.

Llegó sin embargo el día en el que debió aprender a vivir fuera de aquel reino, lejos del árbol familiar que la cobijó, despedirse de los ojos profundos y azules del rey mono y escuchar por última vez un regaño de mamá mona, era el momento de escribir su propia historia, crear su propio reino y buscar su propio árbol familiar.

Este no es el final de la historia, pues la princesa mona en su camino muchas aventuras encontró, pero aún no es el momento para contarlo, ni yo soy el narrador para hacerlo, esperaremos atentos al regreso de la princesa mona y sus cuentos.