domingo, abril 16, 2006

Adios Dolaf

Aida contemplaba la luna llena sentada sobre una de las cúpulas de la iglesia. Recordaba vagamente, en el tiempo en que era una mortal, los innumerables amantes que habian pasado por su lecho.
Pero ninguno como Dolaf.
Y ahora, con su cuerpo inerte incrustado en el crucifijo de la iglesia, se relamía los labios saboreando lo dulce que habia sido su sangre. Y así, mataba de una vez por todas, los últimos lazos que habian quedado de su insípida humanidad.
Y cuando de sus labios desapareció el éxtasis, el hambre, sintió un ligero apretón en el pecho...
Como le llamaban a eso?
Remordimiento.
Dolor.
Pero la vida continuaba, y el hambre pronto se manifestaría en su cuerpo...

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