sábado, noviembre 20, 2004

La niña que no quería crecer

Sentada en el filo de la terraza se reí­a mientras jugaba con sus pies, balanceándolos de un lado al otro, parecí­a que nad podía ser mejor en ese momento, tan sólo era ella, el viento y la inmensidad. Su inocencia hacía parecer que todo tení­a una tonalidad ligera y alegre.

Un nuevo día, una nueva faena que cumplir, una vez más la rutina, levantarse, prepararse para ir al trabajo.. Intentar desayunar algo y despedirse insípidamente. Qué lejanos parecían ahora los días en los que lo único que importaba era correr al parque para encontrarse con sus inseparables amigas. Ahora apenas si las logra ver, una de ellas tuvo que casarse justo al terminar el colegio y se tiene que hacer cargo de 2 niños, mientras que la otra es asistente de gerencia en un prestigioso banco, lo cual disminuye su tiempo a cero.

Casi perdida en el espacio mientras recuerda esos días, despierta de un solo golpe al llegar a su oficina, una montaña de papeles, el teléfono repicando sin cesar, una cola de personas reclamando sus pagos, parece interminable... Pero es necesario, hay que trabajar para pagar las deudas y mantenerse en pie, lentamente ordena los papeles en su escritorio y comienza a responder a las preguntas, a pesar de que todo se mueve muy rápido ella siente como si las cosas fueran cada vez más y más lentas.

El día esta por acabar, los últimos rayos de luz se desvanecen como pequeños hilos que se deslizan por la reducida ventana, de la misma forma que esos rayitos se deslizan, una diminuta lágrima va rodando cada vez más rápido por su mejilla... Tan sólo quiere volar, como un ave, como en aquellas historias que su abuelo le contaba antes de dormir, quería estar nuevamente sentada en su regazo, sentir el calor de sus abrazos...

Una frase imperativa rompe la escena, hay que entregar estos informes antes del cierre o sino no te puedes ir! La mirada melancólica se convierte de repente en ira pura, tan sólo quiere correr, arroja todo al suelo y sale como un bólido, no le importa quien está en el camino, golpea todo lo que encuentra, todo parece tan distante... Sigue sin saber a donde va, tan sólo sabe que debe llegar ahí.

El aire se hace más denso, la respiración entrecortada, lo único que tiene frente a ella es la inmensidad, una gran nube con una peculiar forma, cierra los ojos y la sigue viendo, pero esta vez ya no es una forma extraña, cada vez se hace más reconocible, cuando está por alcanzarla, casi a punto de tocarla una voz fuerte aunque cálida a la vez le dice, aún te espero...

Al despertar se da cuenta lo lejos que había llegado, se encontraba en un descampado cerca a su casa, un poco olvidado quizá por los moradores de la zona... Pero no está sola, un pequeño cachorro está junto a ella, fue él acaso quien la despertó luego del desmayo??

Con la duda en su cabeza regresa a casa, saluda a todos, corre a la terraza y se vuelve a sentar en el borde, a jugar con sus pies.... Tan sólo ella y su libertad

No hay comentarios.: