jueves, julio 02, 2009

El último vuelo de Ícaro

Mientras escapaban del laberinto del Minotauro, Dédalo vio a su único hijo morir por su inexperiencia y dejarse deslumbrar por la majestuosidad del vuelo. O al menos eso pensó...

Ícaro perdió sus alas al acercarse demasiado al sol, quería ser libre como un ave, no pudo evitar la tentación de experimentar la cercanía a ellas, sentir el aire golpeando su rostro mientras avanzaba, aspirar profundamente mientras el aire lo rodeaba, como si lo acariciara para acogerlo en su seno, pero ese momento de gloria duraría poco, sus alas se debilitaron y se precitió al mar.

Su padre voló en círculos muchas ocasiones el triste lugar donde sólo se veían unas alas destrozadas, siguió sin suerte hasta perder las esperanzas y marcharse. Ícaro se hundió lentamente, inconsciente y debilitado se dejó tragar por el mar, esta vez el paisaje era diferente, peces y monstruos marinos lo rodeaban, moviéndose rápido algunos y contando sus movimientos otros... A pesar de que sabía que era su fin se sentía a gusto, no había tenido experiencia semejante durante su corta vida, era inexplicable... Tan sólo se dejó llevar hasta perder el conocimiento...

Pensando todo perdido y sin saber como sucedió, Ícaro despertó en una playa de arena brillante y solitaria... Lentamente se incorporó, no sabía qué había pasado, ni dónde estaba... Pensó por un rato tratando de encontrar respuestas en su cabeza, pero lo único que atinó a hacer fue que no se podría quedar allí por mucho tiempo sin que lo atrapara la noche, los animales saldrían y se volvería un lugar peligroso...

A medida que se alejaba de la playa buscando un camino se encontró con extrañas figuras, árboles frondosos e intimidantes, pequeños animales que corrían al verlo, plantas que parecía que lo observaban y susurraban entre ellas mientras él pasaba... Pero su mente poca importancia le daba a aquello, el único pensamiento que se mantenía en su cabeza era el de su vuelo, seguía recordando la sensación del contacto de su piel con el viento, por un momento se sintió casi un Dios...

Sobrevivió a intrincadas rutas, pasó hambre, se alimentó de lo que otras ocasiones hubiera considerado como incomible o comida para animales apenas... Sin percatarse pasó un año esquivando peligros, sin encontrar un horizonte que lo hiciera pensar que había una salida...

Al fin un día encontró una gruta que lo llevó hacia un camino de luz, sería su encuentro con la libertad! Tristemente lo que encontró fue apenas la salida hacia la punta de un acantilado, escalando un poco más pensó en que podría ver el camino que había seguido y poder hallar una salida... La respuesta fue desoladora, para donde viera sólo existían bosques obscuros rodeados por mar, estaba encerrado en una isla de ilusiones, donde todo lo que parecía cierto tenía que dudarse, un lugar donde lo único que encontraría sería siempre bestias salvajes y serpientes hambrientas dispuestas a engañarlo para que cayera en sus garras...

Tan sólo comenzó a reír, entendió que todo era una broma del destino... Dio media vuelta y echó a correr hacia el acantilado... Sería libre una vez más... Saltó hacia el vacío, con las alas que habían crecido en su corazón... Voló sin miedo, sin limitaciones... Dejó atrás lo que lo ataba a este mundo...

1 comentario:

Anónimo dijo...

me a gustado muxo leerlo pues m dio un gran mensaje