Clara escribió una nota sobre la mesa.
Usaba su lapiz de labios como crayón.
"Siempre te he querido, siempre te querré"
Y era verdad. Siempre lo quiso, desde el momento que lo conoció.
Ella quedó atrapada en medio de su piel blanca y sus labios finos.
Y ahora, tanto tiempo después, viendo que la vida con él y sin él era un infierno, tomaba una solución definitiva.
Como le dolía irse sin despedirse. Pero en el caso de ellos, era tan común.
Agarró sus cosas y se fue.
Y detrás dejó el cadáver de aquel que había sido su amante tantos años, mientras un charco de sangre avanzaba lentamente por la puerta....
3 comentarios:
Me gusta tu cuento..espero leer otros danic58@hotmail.com
contundente, triste, solitaria y final
algo parecido me paso...
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