viernes, enero 13, 2006

El donante

Luis no ha compartido un mini cuento, pequeño sólo en su longitud, mas no en su belleza. Gracias Luis.


Donó todos sus órganos excepto uno de sus azules ojos. Siempre había
estado muy orgulloso de ellos, sobre todo del derecho que era algo más
marino que el izquierdo. Así, cuando murió, lo enterraron completamente
vacío. Sólo le respetaron su ojo derecho y el correspondiente párpado.

Cuando cincuenta años después abrieron el ataúd para habilitar más
espacio en el panteón familiar, aquél párpado se abrió de par en par
mostrando su hermosísimo ojo azul. Dos minutos después se transformó en
polvo. Al fin descansó.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Pésimo.

Diana Patiño Flor dijo...

No voy a borrar tu comentario pero dan ganas de hacerlo. En primer lugar por esconderte bajo un anonimato y en segundo lugar por no dar una razón valedera por lo cual crees que el relato es "pésimo". Por eso te invito a comentar de nuevo, cumpliendo estas dos premisas.

Gracias.

|_Bonny_| dijo...

Me gusta.

Porque me recuerda una frase que esta en Laboratorios Arriaga:

"Don't take your organs to heaven. Heaven knows we need them here"

Y el saber que tienes una parte de tu cuerpo de la que te sientes tan orgulloso que no podrias donar..

Y el hecho de que el parpado se abrio cincuenta años despues, mostrando toda su belleza y despues se consumio en polvo... Casi me lo puedo imaginar...

Me gusta...

Anónimo dijo...

best regards, nice info
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